> TORRE DE LAS ARCAS ( TERUEL ): enero 2010

Torre de las Arcas es un Municipio perteneciente a la comarca de Cuencas Mineras, altitud: 953 mts. Existe un castillo del siglo XIV en lo alto de una loma que domina el valle del río cabra y sobre la que comenzó a crecer esta localidad, es de planta cuadrada, de unos 20 metros de lado, con muros de mampostería que todavía conservan algunas saeteras. En un ángulo se observan restos de una torre cuadrada como elemento de defensa y protección de la puerta de acceso cuyo arco semicircular está enmarcado por jambas y dovelas de buena sillería, Parece tratarse de un castillo-refugio. La iglesia de San Miguel un templo barroco del siglo XVIII del que sobresale su altanero campanario realizado en ladrillo con una torre de cinco cuerpos, los cuatro superiores de ladrillo y decoración mudéjar. En la misma plaza, se ubica el ayuntamiento que consta de dos pisos, el inferior es de dos arcos de medio punto donde estaba la lonja, hoy cubiertos destinándose el espacio interior a centro social y bar, presenta en la fachada el escudo de la población realizado en piedra. Cuenta con unos lavaderos tradicionales, un antiguo molino harinero, un auténtico jardín botánico, la ermita de la Virgen de la Huerta y a 2 km la ermita de la Virgen de Oto.

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viernes, 22 de enero de 2010

Fauna en Torre de las Arcas (3)

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El Jabalí

DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE


En la península ibérica se localizan dos subespecies que se diferencian por el pelaje:

- El Sus scofra castilianus, en el que el pelaje está integrado por cerdas y borra.
- El Sus scofra baeticus, que es el que se localiza en nuestra zona, en el que el pelaje es solo cerdas.

El jabalí es un mamífero de tamaño mediano provisto de una cabeza grande y alargada, en la que destacan unos ojos muy pequeños. El cuello es grueso y las patas son muy cortas, lo que acentúa aún más su rechoncho cuerpo, en el que es mayor la altura de los cuartos delanteros que los traseros, a diferencia del cerdo doméstico, que por evolución genética ha desarrollado más la parte posterior de su cuerpo, donde se localizan las piezas que alcanzan más valor en el mercado de las carnes.

Aunque de mala vista ésta está compensada con un importante desarrollo del olfato y del oído. El olfato es un sentido muy desarrollado, de modo que le permite detectar alimento o enemigos a más de 100 metros de distancia, localizar trufas y otros vegetales y animales bajo tierra. El oído está también muy desarrollado y puede captar sonidos imperceptibles para el oído humano.
Sus pelos son gruesos y negros midiendo entre 10 y 13 cm en la cruz y unos 16 cm en la punta de la cola. El color de la capa o pelo es muy variable y va ir desde colores grisáceos a negro oscuro, pasando por colores rojizos y marrones. Las patas y el contorno del hocico son más negras que el resto del cuerpo. La crin que recorre el lomo a partir de la frente, se eriza en caso de cólera. El cambio de pelo tiene lugar hacia mayo o junio, aunque la hembra con crías muda más tarde. En verano las cerdas son más cortas.

Las crías, que nacen con unas características rayas longitudinales a lo largo del cuerpo, lo que les ha dado el nombre de rayones, posteriormente desaparecen a lo largo de los primeros meses de vida y su pelaje se oscurece, pasando del rojo (bermejo) en los primeros meses, al marrón y negro en los
ejemplares adultos.

Muy sociable, no es territorialista, y se desplaza en grupos matriarcales, normalmente de tres a cinco animales formados por hembras y sus crías, aun cuando nosotros hemos llegado a ver grupos superiores a los veinte individuos. La jabalina (hembra del jabalí) dominante es la de mayor edad y tamaño. Los jóvenes machos de un año, llamados bermejos, viven en la periferia del grupo. Exceptuando el período de celo, los machos en edad reproductora son más bien solitarios, aun cuando los individuos mayores suele ir acompañados por un macho más joven conocido como el escudero. El jabalí durante el día es normalmente sedentario, pero durante la noche puede recorrer distancias considerables, que pueden ir desde los 2 a 14 Kms por noche, normalmente al paso cruzado o al trote ligero (J. Reichholf, 1995), mientras que en las huidas pueden practicar un vivo galope, que sin embargo solo pueden mantener durante un corto periodo de tiempo.

En el bosque, utiliza casi siempre los mismos pasajes para sus correrías, pero en el caso de las hembras preñadas o con crías, se vuelven más sedentarias.

Durante el período de celo, de noviembre a enero, el jabalí macho busca hembras receptivas de un modo tan activo que a veces llega a olvidarse de su propia alimentación. En cuanto encuentra una piara, comienza expulsando a los jóvenes del año anterior. En caso necesario, lucha contra sus rivales para conquistar a las jabalinas, generalmente dos o tres, pero en ocasiones hasta ocho.Los baños de barro desempeñan un importante papel en la ecología de la especie, considerándose que tienen varias funciones. Así: aseguran su regulación térmica, en cuanto que el jabalí no suda al tener las glándulas sudoríparas atrofiadas. De igual modo se ha considerado que los baños de barro tienen un importante papel en las relaciones sociales de la especie e incluso se ha descrito un papel en la selección sexual, de modo que si mientras en el verano usan las bañas de barro todos los jabalís, sin distinciones de sexo ni edad, durante la época de celo parecen reservadas casi exclusivamente a los machos adultos, de modo que se ha considerado (Pedro Fernández-Llario, 2004), que estos baños pueden estar ligados a la persistencia de los olores corporales sobre un sustrato estable como el que el que proporciona una capa de barro adherida al pelo, sin olvidar las funciones de marca territorialista o incluso sanitarias que tienen para la especie los baños en barro.

El jabalí se adapta a todo tipo de hábitat siempre que disponga de una mínima cobertura y alimento, aunque prefiere los lugares con una vegetación alta donde poder camuflarse y abunde el agua para beber y revolcarse en el lodo y barro. Su hábitat predilectos son los encinares y los macizos forestales caducifolios o mixtos, sobre todo si están poco visitados y su nivel inferior es rico en maleza, zarzas y espinos donde pueda revolcarse en seco y al abrigo del viento. Pero también se le encuentra en el matorral mediterráneo (maquia) y marismas, sin desdeñar las áreas de cultivo, siempre que mantengan una mínima cobertura de arbolado o arbustos donde protegerse. En caso necesario, nada bien y durante mucho tiempo. Soporta fácilmente los rigores del invierno gracias a su pelaje y dura capa de piel lo que le permite permanecer en invierno en la zona de alta-media montaña sin mayores problemas que los derivados de la falta de alimentos.

DATOS DE LA ESPECIE


- Longevidad:
Puede alcanzar los 20 años de edad en cautividad, pero lo normal es que en libertad sea de unos 10 ó 12 años como máximo.

- Celo: Noviembre y diciembre, periodo en el que los machos luchan entre sí, asentándose terribles dentelladas. El celo de las hembras tiene lugar una sola vez al año y dura unos 23 días.
- Gestación: La gestación suele durar tres meses, tres semanas y tres días. Poco antes del parto, generalmente sincronizado en las hembras de un mismo grupo, cada hembra gestante se aísla al abrigo de un árbol o de un matorral tupido y prepara una cama en forma de caldera, a veces tapizada de vegetales, llamada nido. Una joven jabalina da a luz a tres o cuatro jabatos. Mientras que una de mayor edad y tamaño suele tener, por término medio, seis crías frágiles casi imberbes.

- Época de parto: De febrero a mediados de abril.

- Parto: La hembra suele formar una gran cama con hierba y otros vegetales en los que da a luz. Aunque lo normal es un solo parto, excepcionalmente puede tener dos camadas, una en primavera y otra en otoño (J. Reichholf, 1995)

- Número de crías por camada: De 1 a 6, pero normalmente de 4 a 5 ejemplares.

- Duración de la lactancia: Las crías nacen con un peso que puede ir de unos 600 gramos a poco más de un kilogramo, con los ojos abiertos y ocho dientes (Castells y Mayo, 1993. Permaneciendo encamados durante la primera semana. A partir de la segunda semana ya siguen a la madre, alternando la leche con algún alimento sólido. La leche materna la consumen durante los primeros 3 meses.

- Madurez sexual: La hembra es sexualmente madura entre los 8 y los 20 meses, pudiendo pesar unos 35 Kgs.. La madurez sexual del macho se produce a los 10 meses, por término medio, en que ya adquiere la coloración de los adultos, momento en que el animal pesa de 25 a 30 Kgs..

- Alimentación: El jabalí es un omnívoro que se alimenta de todo cuanto encuentra. Puede comer hierbas, raíces, tubérculos, frutos y bellotas caídas, así como toda clase de vegetales, setas, trufas, lombrices, insectos, caracoles, reptiles, huevos, aves y roedores, sin desechar tampoco la carroña. La dieta puede variar mucho según la estación y las regiones.

- Hábitat: Se adapta a todo tipo de medios naturales, siempre que tengan una mínima cobertura y encuentre en ellos el agua, necesaria para su ecología. Se puede localizar desde el nivel del mar a la alta montaña. En la península ibérica alcanza su máxima densidad poblacional en el centro, Extremadura y sudoeste y norte de Andalucía.

- Huellas: Se marcan dos pezuñas principales de unos 5 cms. Que se diferencian de las del ciervo por ser más afiladas y alargadas. Ocasionalmente, y como rasgo típico de la especie, aparecen marcadas, a unos 2 cms. Unas pequeñas pezuñas secundarias, mucho menores y más abiertas que las principales.

- Excrementos: Negruzcos de 3 a 7 cms. De grosor, formados por una serie de glóbulos más o menos cohesionados de 5 – 10 cms. de longitud.

- Otros rastros: Muy característicos en la especie son los rastros dejados en árboles (rascaderos y afiladeros) y en el suelo (hozaderos, revolcaderos, bañas y camas). Todos ellos con unas marcadas funciones dentro de la etología del animal. Quizá sean los más desconocidos las marcas que efectúan los machos con los colmillos en los árboles, llamadas afiladeros, y que puede apreciarse en las siguientes imágenes. Se interpreta que no son afiladeros de los dientes, como se ha considerado popularmente, sino que se trata de marcas de aviso de los grandes machos, que intenta colocar lo más alto posible, para dejar constancia de su envergadura para o bien disuadir de su presencia en el territorio a otros machos competidores o atraer a las hembras.

- Dimorfismo sexual: El hocico de las hembras es más afilado y puntiagudo que en el macho. En las hembras no sobresalen los caninos, mientras que en el macho los caninos inferiores son curvados hacia atrás y de crecimiento continuo, se afilan al estar en contacto con los caninos superiores. A los dos años, los colmillos sobresalen de la boca del macho y a los cinco años, los colmillos se encorvan, pudiendo alcanzar los caninos inferiores, llamados navajas, los 20 cms. de longitud.

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viernes, 15 de enero de 2010

El reinau en Torre de las Arcas

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En la localidad de Torre de las Arcas, se celebraba todos los años, el 17 de enero, la festividad de los Sanantones. El rito fundamental era la ejecución de los bailes de cargos conocido como el “ Reinau “, una antigua danza ritual de cambio de poder, en el que mediante un baile los mayorales de la fiesta transfieren sus responsabilidades a los que las desempeñarán el año siguiente. En el que aparecían personajes tan representativos como el Rey, un Conde y los llamados “ capitanes “. Este video esta cargado de simbolismo que ya sólo se conserva en la mente de los ancianos.
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martes, 12 de enero de 2010

El matacerdo (4)

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El embutido se colgaba en el granero en las cañas o trancas, también tendido en el suelo cubierto con alguna ropa, ante el temor de que pudiera helarse durante la noche.
Al día siguiente aún quedaba mucha faena por delante. Entre tanto ya habían cocido el arroz, y sacándolo rápidamente al barreño para que se enfriase, se amasaba echándole la sangre, grasa y las especias necesarias.
El pan rallado y convenientemente cribado, se amasaba, también, con sangre, grasa y especias. Igualmente se preparaban las morcillas. Estas variedades riquísimas, una vez embutidas, se cocían a fuego lento en el caldero. Después se subían al granero y se procedía como con el resto del embutido. La masada de pan no se embutía toda, sino que se hacían "bolas" en forma de redondas no muy grandes.
Terminado todo se hacía la limpieza general de utensilios y tarros. Al siguiente día se colgaba toda clase de embutidos y se procedía; si no se había realizado, a salar todas las piezas del cerdo, quedando amontonadas y tapadas con ropas para que tomasen bien la sal. Toda la faena había costado uno, dos o tres días, según circunstancias de tiempo, animales sacrificados, personal útil de trabajo, etc.
Todavía, la dueña de la casa, al siguiente día, cumplía con la costumbre inmemorial de llevar el "presente" a los familiares y, quizás, a algún vecino. Consistía en unas bolas, una morcilla, un trozo de tocino, una longaniza, y el típico puchero de caldo con el que se cocieron las morcillas, llamado "caldo morcas". Desde luego, tomado en ayunas, servía de laxante, ante la cantidad de grasa que contenía. No faltaba quien se hacía sopas con él.
Cuando las longanizas, lomos, costillas, huesos, etc., estaban a punto de secado, se hacía la "conserva" o frito, pasando a ocupar las tinajas de la conserva. La despensa se hallaba repleta y, poco a poco, en el resto del año, desaparecería como por encanto. Y vendría el fin del año con otro matacerdo y así sucesivamente...
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viernes, 8 de enero de 2010

El matacerdo (3)

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Cortada la cabeza, se le pone en posición de rodillas sobre el banco; seguidamente se le hace un corte o dos desde la nuca al rabo, según quieran el espinazo sin tocino o con él. Toma el hacha y corta las costillas a ambos lados del espinazo y, quitando éste, queda abierto el cerdo. Va extrayendo las tripas, intestinos, costillas, lomos, hígado, liviano, mantecas, etc.; luego recorta los blancos, espaldares y perniles -jamones-. Entre tanto las canastas han quedado repletas de piezas, bien diferentes unas de otras.
Le quita la piel a la cabeza, da unos cortes a la misma, así como al espinazo, y el matachín ha terminado su tarea. Limpia el instrumental, toma una pasta y copa, y a otra casa con los bártulos.
Empieza la tarea de las mujeres. Ya en el granero, y sobre el suelo o cañizo cubierto con cernaderos, extendían todas las piezas para que se enfriasen.
Seguía el lavado de tripas e intestinos; se extraía la "binza", para las morcillas, y cortándolas a trozos quedaban listas para embutir. Otra vez al granero para "esmagrar": Consiste en limpiar bien los trozos de tocino y magra que no pertenecen a las piezas, o redondeándolas sino lo estuvieran; en deshacer alguna pieza - si se tiene costumbre-, así como piezas de alguna res –oveja-, que se ha matado para ampliar el embutido, y en cortar las gruesas magras del cerdo.
Todo este conjunto de carnes y tocino se capolaba, antiguamente, con cuchillas a mano, sobre capoladoras de madera. Pronto, por familias, fueron adquiriendo máquinas para los matacerdos. Al capolar, caía sobre un barreño la carne destinada a: las longanizas; a otro la de las bueñas, formada por los riñones, lengua, livianos escaldados y por la carne cocida de la cabeza, previamente deshuesada; no faltará, en alguna casa, otra barreñada de chorizo o longaniza blanca, más la ordinaria, agregando a todas estas, al tiempo de amasarlas, las respectivas grasas y especias como canela, clavillo, pimienta, nuez moscada, ajos, perejil, anís, colorantes, picantes y la sal necesaria.
Así preparado se procedía a embutir, y en aquellos años se hacía mediante los embudos. Era de admirar la ligereza en las manos de las mujeres para embutir las carnes en las correas a través de aquellos diminutos aparatillos. Con todo, costaba su tiempo, pero había que hacerlo y bien, ya que constituía la despensa de todo el año. ¿No era esto artesanía? Posteriormente llegaron las máquinas embutidoras por todos conocidas.
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lunes, 4 de enero de 2010

El matacerdo (2)

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Y se acercaba el día del sacrificio. Ya los días antes las mujeres amasaban el "pan gordo", y cuando estaba en condiciones se rallaba en la artesa. Hombres, mujeres y jóvenes participaban en este que hacer pesado y monótono. Las cortezas servían para hacer las "migas" el día de la matanza
Las vísperas del acontecimiento las mujeres cocían la cebolla y colocándola en un saco y sobre ella un par que perdiera el agua muy lentamente.
Se llenaban las tinajas de agua, cántaros y tarros, para no tener que ir a la fuente en dicho día; la leña abundante y las grandes aliagas para socarrar el puerco corrían a cargo de los hombres.

También aparecían, ordenadamente, las canastas cubiertas con los cernaderos, ollas, pucheros, cuchillos, capoladoras, embudos, especies, barreños, etc. Por la noche quedaban las migas adobadas con agua, sal, ajos, especies, etc.; al siguiente día pasaban de la fuente-plato a la sartén, ya que era el primer plato de la comida en dicho día.
Allá en una mesa, la bandeja con pastas, higos... y una botella de anís -aperitivo antes del sacrificio del cerdo, en el transcurso del mismo y al terminar- y llegaban el día y la hora acordadas con anterioridad; el agua, en la caldera sobre las estraudes, humeando y a punto de hervir.
Todo listo y en ese momento aparece el matachín. Se coloca el banco en su sitio; el toma el gancho; aparece una mujer con delantal blanco y con el barreño en la mano; se abre la puerta de la cochera, sale el cerdo y emprende una veloz carrera por el corral.
El matachín -matarife-, con habilidad pasmosa, le clava el gancho bajo el paladar y uniendo su mano a la de un hombre, y ésta a la de otro, arrastran al puerco gruñón y lo depositan sobre el banco. El animal recibe una herida mortal; es degollado y la sangre fluye a borbotones, mientras la mujer le da vueltas en el barreño.
En los estertores de la agonía lucha por escapar, y en el último resuello, el delantal blanco de la recogedora aparece manchado de sangre.Ya muerto, se socarra con grandes aliagas; sigue el lavado con agua caliente y, frotando fuertemente con toscas, queda limpio, salvo algún pelo que será cortado con afilado cuchillo.
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