TORRE DE LAS ARCAS. Entre una boda y la Virgen de Oto, se celebró San Miguel
En el mes de mayo han caído más de 100 litros de agua.
Mayo es un mes en el que la primavera se afianza, los días son largos y se celebran festividades. Los diez primeros días, los vecinos de Torre de las Arcas hemos tenido una apretada agenda que culminó el sábado 10 de mayo con la Virgen de Oto. Una semana antes, hubo una boda que llenó el pueblo con personas vestidas de "domingo". Entre la boda y la Virgen de Oto, el jueves, San Miguel, antigua fiesta mayor, se celebró modestamente con misa y merienda. El día de la boda los novios lucieron sus galas con sol y calor, pero al día siguiente aparecieron las nubes y pequeños chaparrones. ¿Podríamos subir a la Virgen de Oto? Todos queríamos sentarnos en los bancos en la misa y comer en la explanada, pero el viernes la duda era si el tiempo nos lo permitiría por el color plomizo el cielo. Cuando por la noche escuchamos la lluvia, supimos que la celebración se haría de otro modo, aunque no ha importado porque casi se nos había olvidado el sonido de la lluvia y sus efectos en los campos. Han caído más de cien litros, con agua que corre por el barranco Gabardal, que mana de la Virgen de Oto, y del Lavadero porque "En La Torre tienen un San Miguelillo que siempre les llueve a chorrillo".
Mayo es un mes en el que la primavera se afianza, los días son largos y se celebran festividades. Los diez primeros días, los vecinos de Torre de las Arcas hemos tenido una apretada agenda que culminó el sábado 10 de mayo con la Virgen de Oto. Una semana antes, hubo una boda que llenó el pueblo con personas vestidas de "domingo". Entre la boda y la Virgen de Oto, el jueves, San Miguel, antigua fiesta mayor, se celebró modestamente con misa y merienda. El día de la boda los novios lucieron sus galas con sol y calor, pero al día siguiente aparecieron las nubes y pequeños chaparrones. ¿Podríamos subir a la Virgen de Oto? Todos queríamos sentarnos en los bancos en la misa y comer en la explanada, pero el viernes la duda era si el tiempo nos lo permitiría por el color plomizo el cielo. Cuando por la noche escuchamos la lluvia, supimos que la celebración se haría de otro modo, aunque no ha importado porque casi se nos había olvidado el sonido de la lluvia y sus efectos en los campos. Han caído más de cien litros, con agua que corre por el barranco Gabardal, que mana de la Virgen de Oto, y del Lavadero porque "En La Torre tienen un San Miguelillo que siempre les llueve a chorrillo".
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