> TORRE DE LAS ARCAS ( TERUEL ): Con la lluvia las primeras setas y rebollones

Torre de las Arcas es un Municipio perteneciente a la comarca de Cuencas Mineras, altitud: 953 mts. Existe un castillo del siglo XIV en lo alto de una loma que domina el valle del río cabra y sobre la que comenzó a crecer esta localidad, es de planta cuadrada, de unos 20 metros de lado, con muros de mampostería que todavía conservan algunas saeteras. En un ángulo se observan restos de una torre cuadrada como elemento de defensa y protección de la puerta de acceso cuyo arco semicircular está enmarcado por jambas y dovelas de buena sillería, Parece tratarse de un castillo-refugio. La iglesia de San Miguel un templo barroco del siglo XVIII del que sobresale su altanero campanario realizado en ladrillo con una torre de cinco cuerpos, los cuatro superiores de ladrillo y decoración mudéjar. En la misma plaza, se ubica el ayuntamiento que consta de dos pisos, el inferior es de dos arcos de medio punto donde estaba la lonja, hoy cubiertos destinándose el espacio interior a centro social y bar, presenta en la fachada el escudo de la población realizado en piedra. Cuenta con unos lavaderos tradicionales, un antiguo molino harinero, un auténtico jardín botánico, la ermita de la Virgen de la Huerta y a 2 km la ermita de la Virgen de Oto.

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lunes, 3 de noviembre de 2008

Con la lluvia las primeras setas y rebollones

El suave otoño ha traído un poco de agua, no mucha. Con ella han llegado los primeros hongos y setas, aunque no será este año de los abundantes en estos frutos de temporada a los que tan aficionados somos.
Torre de las Arcas es un territorio apropiado para adentrarse en sus pinares y yermos en busca de carretillas, setas de cardo y de chopo, champiñones o rebollones. A ello se dedica un buen número de gentes de los alrededores y de más lejos con mayor o menor fortuna. Como muestra, ya desde el día siguiente a las escasas primeras lluvias se veían coches en las entradas al pinar y en alguno de los campos famosos por sus setas. ¡Qué impaciencia!
Como siempre, aquí acotamos setas y rebollones. Nos parece una forma de evitar que algunas zonas de nuestro término se deterioren en exceso por el gran número de buscadores. También es una pequeña ayuda para nuestras arcas municipales, si
empre tan necesitadas. Las personas que venden las entradas son voluntarias, así que pedimos respeto para ellos, pero también para el monte. Si tenemos cuidado y vamos con cesta y navaja, al año que viene volverán a salir. Con bolsa de plástico y rastrillo es mucho más difícil.
De todas formas, lo bueno es salir de casa y recorrer el monte escudriñando cada rincón, saborear las primeras horas de la mañana, cuando la niebla se levanta y después el sol, que hace quitarse la ropa de abrigo. Almorzar sentado en una piedra mirando el horizonte es, casi seguro, uno de los mayores placeres que acompañan a quien sale a la búsqueda (no se olviden de recoger los papeles y latas, ya no pesan) y, cuando la mañana está a punto de terminar, es el momento de volver, si se puede con la cesta llena, pero que no importe que esté vacía.

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