> TORRE DE LAS ARCAS ( TERUEL ): El matacerdo (1)

Torre de las Arcas es un Municipio perteneciente a la comarca de Cuencas Mineras, altitud: 953 mts. Existe un castillo del siglo XIV en lo alto de una loma que domina el valle del río cabra y sobre la que comenzó a crecer esta localidad, es de planta cuadrada, de unos 20 metros de lado, con muros de mampostería que todavía conservan algunas saeteras. En un ángulo se observan restos de una torre cuadrada como elemento de defensa y protección de la puerta de acceso cuyo arco semicircular está enmarcado por jambas y dovelas de buena sillería, Parece tratarse de un castillo-refugio. La iglesia de San Miguel un templo barroco del siglo XVIII del que sobresale su altanero campanario realizado en ladrillo con una torre de cinco cuerpos, los cuatro superiores de ladrillo y decoración mudéjar. En la misma plaza, se ubica el ayuntamiento que consta de dos pisos, el inferior es de dos arcos de medio punto donde estaba la lonja, hoy cubiertos destinándose el espacio interior a centro social y bar, presenta en la fachada el escudo de la población realizado en piedra. Cuenta con unos lavaderos tradicionales, un antiguo molino harinero, un auténtico jardín botánico, la ermita de la Virgen de la Huerta y a 2 km la ermita de la Virgen de Oto.

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miércoles, 30 de diciembre de 2009

El matacerdo (1)

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El cerdo es un animal paquidermo-mamífero de piel gruesa y dura, con tres o cuatro dedos en cada pata.

Recibe varios nombres según pueblos o regiones, como cerdo, puerco, cochino, gorrino, marrano, guarro, etc., pero ninguno de ellos suena a "limpio". En nuestro pueblo la denominación más común es la de puerco o cerdo.
Antes de hablar del sacrificio del mismo bueno será dar unas ideas generales sobre su adquisición, recrío y engorde.

En Torre de las Arcas cada familia sacrificaba de uno a cuatro cerdos en función de los miembros de la misma, jornaleros, pastores, agosteros, etc., si los había en el transcurso del año.

Los cerdos destinados a la matanza provenían de la misma casa, si se dedicaban al recrío; de lo contrario, se compraban en el pueblo o pueblos circundantes y en ambos casos se denominaban cerdos de la “tierra”.
Algunos vecinos tenían a gala ojear las crías del pueblo y las de alrededores para comprar buenos lechones que dieran en romana –a la matanza- 10 ó 14 arrobas, grosor de tocino de 7 u 8 cm.
En aquellos años y por toda la serranía, no faltaban tratantes con piaras de cerdos recién cumplidos.
La compra o selección tenía lugar por los meses de Septiembre y Octubre, por tanto, a la hora del sacrificio contaban con más de doce meses. Hasta el mes de Mayo se les alimentaba bien para que iniciasen y completasen el crecimiento. Luego se les reducía la ración, evitando así el engorde en los meses de verano. De ahí que, a veces, se viesen cerdos largos y altos, pero más delgados que unas tijeras de canto. A primeros de Septiembre cesaba el ayuno reglamentario y había que darles fuerte de comer. El menú eran dos comidas basadas en patatas, remolachas y verduras cocidas con abundante harina de cebada y centeno, sin faltar el pienso del medio día.Los hombres traían cargas y más cargas de aliagas para cocer, y talega tras talega al molino; la dueña de la casa se encargaba de aminorarlo lo uno y lo otro, ya que el puerco debía estar gordo para los meses de Diciembre o Enero. A no ser de mala raza, con esa "dieta", se ponían los puercos a reventar. Abrías la puerta y allí estaban tendidos resoplando y haciendo la digestión.
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