Torre de las Arcas, próxima a Montalbán, llama la atención del visitante por la belleza y espectacularidad de la torre de su Iglesia. Sus dimensiones destacan sobre el reducido caserío de la localidad. Se trata de una torre de cinco cuerpos, construida en ladrillo. Los primeros cuerpos serían levantados previsiblemente a la vez que la Iglesia, a mediados del siglo XVIII. De este templo, lamentablemente, sólo queda en pie la parte occidental, convertida en la actual parroquia. El resto ha sido convertido, en una sorprendente restauración, en un espacio de uso público, incluyendo en el mismo algunos de los elementos originales no desaparecidos.
El campanario se levanta sobre el habitual cuerpo cuadrado de mampostería que está coronado por el también habitual friso de ladrillo en esquinilla. Como ya queda dicho, a partir del segundo cuerpo, la torre está construida totalmente en ladrillo, presentando un gran riqueza decorativa. Así, en este segundo cuerpo, se puede apreciar la influencia del campanil de La Seo en las columnas, de apariencia anillada, adosadas en las cuatro esquinas. Pero estas mismas se elevan sobre una pieza prismática en cuyas caras exteriores se aprecian grandes cruces. Estas columnas adosadas enmarcan unos rectángulos en los que sobresale, entre otros motivos, una decoración de “rombos”.
Sobre este cuerpo se encuentra el cuerpo octogonal de las campanas, éstas en huecos acabados en medio punto, en cuya parte baja los frisos de ladrillo en esquinilla al tresbolillo y algunos óculos, denotan la tradición mudéjar.
Por encima de este cuerpo se levanta la ampliación de finales del siglo XVIII. De acuerdo con los datos de una visita pastoral de 1772: “en el campanario está derruido el capitel. Los demás cuerpos está, buenos y firmes. Las escalas parece no tienen la de vida firmeza. En el segundo cuerpo están las campanas que son tres corrientes y buenas.”
Sin embargo, en el margen de lo anterior, se ha añadido la siguiente frase: “Posteriormente el campanario se ha compuesto con un cuerpo que se ha hecho nuevo y con su capitel y remate correspondiente.” Dado que la siguiente visita pastoral es de fecha 25-V-1775, y se halla recogida en otro volumen en el mismo Archivo, parece lógico suponer que se construiría antes de esta última fecha ya que en esta visita pastoral nada se indica acerca de obras en la torre.
La parte superior ampliada presenta un perfil de menor volumen, en el que cuadrados o rectángulos doblados, cobijan de nuevo frisos en esquinilla, vanos rectangulares y óculos. Un remate piramidal de tejas hechas en cerámica vidriada de colores culmina la torre.
Se trata, como queda dicho, de una torre barroca en la que, una vez más la pervivencia de la tradición mudéjar en algunos aspectos decorativos, le proporciona una singular y atractiva imagen. Afortunadamente la última restauración nos permite contemplar en toda su espectacularidad una de las torres turolenses más interesantes.
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