.
Frío, hielo, algo de nieve, días soleados y aún solitarios en el pueblo de Torre de las Arcas, al menos entre semana. Sin embargo están, a principios de mes, el discreto San Blas con su ayuda en los males de garganta y su roscón. También la más rotunda Santa Águeda con sus tetas de crema, nata, trufa o merengue. El Carnaval, que pasa en silencio recordando tiempos mejores y, ya al final, una comida importada de Cataluña, los cal§ots, que los vinculados al pueblo pero residentes en aquella comunidad nos traen acompañados con su salsa romescu. Los brotes nuevos de una especie de ajos que allí, con un tiempo más suave que el nuestro, ya pueden recolectar para estas fechas.
El sábado 20 de febrero nos reunimos los del pueblo y los del fin de semana en la Plaza para encender fuego y comer ese ajo importado, acompañado por otras carnes. El día, soleado, nos acompañó en esta nueva fiesta nunca antes celebrada y que decidimos sumar a las otras con el fin de llenar los fines de semana de comida y conversación. Una receta relajante para estos tiempos de crisis en los que vivimos.
Frío, hielo, algo de nieve, días soleados y aún solitarios en el pueblo de Torre de las Arcas, al menos entre semana. Sin embargo están, a principios de mes, el discreto San Blas con su ayuda en los males de garganta y su roscón. También la más rotunda Santa Águeda con sus tetas de crema, nata, trufa o merengue. El Carnaval, que pasa en silencio recordando tiempos mejores y, ya al final, una comida importada de Cataluña, los cal§ots, que los vinculados al pueblo pero residentes en aquella comunidad nos traen acompañados con su salsa romescu. Los brotes nuevos de una especie de ajos que allí, con un tiempo más suave que el nuestro, ya pueden recolectar para estas fechas.
El sábado 20 de febrero nos reunimos los del pueblo y los del fin de semana en la Plaza para encender fuego y comer ese ajo importado, acompañado por otras carnes. El día, soleado, nos acompañó en esta nueva fiesta nunca antes celebrada y que decidimos sumar a las otras con el fin de llenar los fines de semana de comida y conversación. Una receta relajante para estos tiempos de crisis en los que vivimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario